El otro día pasaba por la zona de “Azca”, era ya muy entrada la noche y miré, casi automáticamente, aquella torre. Como siempre, Las luces estaban encendidas. Sabía por experiencia propia que no era por derroche o negligencia. Allí había personas trabajando.
No es que sea una empresa de servicio público, es una empresa “Normal”, con “Horario Normal” eso si, es una “Empresa puntera, de alto rendimiento”
Lamentablemente no es esa la única empresa en la que las horas de trabajo se van dilatando y dilatando hasta fagocitar la mayoría del tiempo útil de la persona.
No me cansaré de repetirlo. Las Empresas están formadas por Personas, Tú eres una Persona. Los componentes de tus equipos son Personas.
Como ya he comentado varias veces, y no me cansaré de repetir, los objetivos vitales de las Personas no son, para nada, “trabajar”
¿Qué pasa entonces?
He tenido el privilegio de trabajar en muchos países y he podido comprobar como, en los más productivos, cinco minutos después de la hora de salida (salvo situaciones excepcionales) las oficinas, los puestos de trabajo en general, están vacíos.
¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser que “trabajando menos” se rinda más?
La respuesta es muy clara: es cuestión de CALIDAD, no de CANTIDAD.
Y aquí es donde no parecemos darnos cuenta de algo muy importante: La Calidad, muchas veces, es función inversa de la cantidad, sobre todo cuando se sobrepasa un determinado número de horas.
La curva de respuesta, de rendimiento de las personas no sólo nos explica este efecto sino que, además, cuando las horas de trabajo se sobrepasan, sistemáticamente, La curva va “bajando” de manera que el rendimiento ya es menor desde primeras horas de la mañana. El cansancio, la “fatiga” hace que el resultado se empobrezca cada vez más.
Si el esfuerzo sigue y se mezcla con otros aspectos, también muy frecuentes en la empresa, puede aparecer el “burn-out” de consecuencias realmente nocivas tanto para la propia persona que lo padece (incluida su salud) hasta para todos los miembros del equipo al que pertenece, y, sobre todo, las personas que dependen de él/ella, si las tiene.
En esta dinámica la productividad seguirá bajando, el nivel de satisfacción disminuirá, la implicación será mínima, la fidelidad al puesto, nula; los resultados cada vez empeorarán más, seremos menos competitivos…
Pero… ¿quién es el responsable de esta situación? ¿quién de que se hagan más horas de las debidas?
Sin duda ninguna El CEO (Ya se que te lo estabas temiendo) y, a partir de él, los cuadros Directivos. Muchas veces son los Directores (empezando por el CEO) los que prolongan la jornada más allá del tiempo establecido, implicando a los demás.
Si, ya se que se te ocurren montones de excusas y justificaciones pero, la verdad, salvo casos realmente excepcionales, ¡No las hay!
Estamos ante un problema “cultural”, de rutinas, de inercias… No somos diferentes al resto de los Directores de los países más eficaces, simplemente “hemos aprendido mal” hemos adquirido estos pésimos hábitos de las personas que nos han ido precediendo y con la curiosa excusa del “no tengo tiempo” no hemos hecho grandes esfuerzos para cambiar.
A ningún Director o responsable de producción se le ocurriría abordar un proceso de fabricación sin saber que tiene las piezas necesarias. No se le ocurre “comprar piezas de menos” y decirle después, al fabricante, que le urge que le regale unas cuantas más que no había previsto inicialmente. ¿qué pensaríamos de él? ¿cuál sería su profesionalidad real?
Sin embargo si que pides, reiteradamente, “unas cuantas horas más” a tus empleados para cubrir “eso que no habías previsto”… (¿o sí?) Si que te pides sistemáticamente “unas cuantas horas más” a tí mismo con, antes o después, serias consecuencias para tu salud, tus relaciones familiares y personales, tu propio desarrollo…
Al igual que eres responsable de que las instalaciones, las máquinas de tu Empresa sean seguras, de que nadie quede lesionado por un mal funcionamiento, lo eres de que las personas trabajen simplemente el tiempo contratado (eso sí, tiempo de calidad) Deberías ser conscientes de que cada vez que alguien sale tarde de su puesto de trabajo es un indicador de tu propia ineficacia.
Puedes mejorar la gestión de tu tiempo y ayudar a las personas de tu equipo a que lo hagan.
Puedes mejorar tu habilidad para marcar prioridades eficazmente.
Puedes desarrollar tu habilidad para delegar con eficacia.
Puedes mejorar tu capacidad para gestionar reuniones eficaces.
Puedes tener menores niveles de estrés y de ansiedad y, por tanto, mucha mejor salud y más satisfacción.
Puedes aprender a salir todos los días a la hora marcada y que tu equipo también lo haga, sin dejar nada, realmente importante, pendiente.
Aprender a gestionar eficazmente tu tiempo, “trabajar más y mejor en menos tiempo” es posible y sencillo, aunque el cambio de hábitos sea laborioso y requiera cierto esfuerzo pero… ¿qué es lo que no requiere tiempo y esfuerzo?
Por tu propia salud y felicidad, por la de las personas que trabajan contigo y, sobre todo, por EFICACIA, que es tu responsabilidad y por lo que te pagan, debes ser eficaz con tu tiempo y el de los demás.
Si quieres, como siempre, estoy a tu disposición para disfrutar contigo en ese fantástico proyecto de ser cada vez más eficaz.
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