miércoles

Compromisos y Retrasos

Tenía que elegir, de entre todas las reflexiones que se me van ocurriendo y las que ya tengo prácticamente terminadas, cual era la que, al fin, “con 10 días de retraso sobre el horario previsto” subiría hoy al Blog pero “Dundi” (ese viejo amigo al que ya conocéis los que habéis hecho conmigo alguno de los Seminarios de Actitudes o de Gestión del Tiempo) no dejaba de recordarme algo insistentemente:

“¡Diego: “has incumplido un compromiso”!

Y es verdad, es cierto.

Cuando decidí lanzar este Blog me comprometí conmigo mismo a subir cada semana una nueva reflexión y hacérosla llegar a todos los que no me dijeseis lo contrario. La verdad es que, desde entonces, no sólo no he recibido “bajas” sino que sois muchos los que me habéis animado a continuar.

¿Qué ha sucedido entonces? ¿por qué este “incumplimiento”? y, sobre todo, ¿puedo sacar de ello alguna reflexión, alguna enseñanza que nos pueda servir a algunos de nosotros?

La primera pregunta es ¿por qué no subí la entrada la semana pasada?

La respuesta automática de “Dundi es “hasta ahora no he tenido tiempo” pero esa respuesta, obviamente, no es admisible para alguien que debe ser un gestor eficaz y menos aún si trata de ayudar a los demás a que gestionen eficazmente su tiempo.

La respuesta correcta es “por que dí mayor prioridad a otras actividades y tareas

Pero entonces aparece mi amigo “Régulo” a quien pronto conoceréis y me dice “eso no es excusa, ¡te habías comprometido!”

¿Dónde está la verdad? ¿qué es lo realmente correcto?

Analicemos los hechos cuidadosamente y, al mismo tiempo que yo lo hago con esta cuestión, aprovechad, si queréis, para analizar alguna situación similar que recordéis que puede haberos sucedido.

En primer lugar: ¿Con quién había adquirido el compromiso? ¿en base a qué? ¿cuáles eran los objetivos a los que respondía? ¿se ha visto alguien (empezando por mí mismo) perjudicado?

Demos un paso más ¿a qué dí más prioridad? ¿Por qué? ¿qué objetivos y de qué “facetas” se trataba? ¿era más urgente? ¿más importante? ¿hice conscientemente la elección? ¿cuál fue el criterio definitivo?

Y, para cerrar el círculo ¿debería haber avisado? Es más… ¿tiene sentido, siquiera, esta “justificación”?

Para responder eficazmente a estas preguntas vayamos un instante a mis Seminarios de Gestión del Tiempo y recordemos muy brevemente dos conceptos:

IMPORTANTE: es todo aquello que contribuye a conseguir mis objetivos (No entraré aquí, por espacio, en los matices que van desde I-1 hasta I-4)

URGENTE: Ya sabéis que aquí difiero de la clasificación que basa lo Urgente en “la distancia en tiempo a la fecha de vencimiento” que creo que poco aporta a la hora de priorizar, sino que defino como Urgente aquello que, de no realizarse en un breve periodo de tiempo (a definir por cada cual en base a sus objetivos) nos va a causar un daño (tampoco entraré aquí en los matices que van de U-1 a U-4)

Repasados estos aspectos es el momento de responder las preguntas que he planteado (recuerda, que puedes aplicarlas a algún caso concreto tuyo)

¿Con quién adquirí el compromiso?

En mi caso fue conmigo mismo. Es cierto que sois muchos los que me habéis dicho que os sirven mis reflexiones y me habéis animado a continuar (lo cual me motiva mucho más) pero… ¿Lo sentís, realmente, como un compromiso? Es más ¿Lo habéis “echado en falta? ¿Os habéis dado cuenta, si quiera, de que no lo había publicado?

¡Atención! No quiero que quede aquí la sensación que un compromiso adquirido “conmigo mismo” es “menos importante” ¡sabeis que defiendo insistentemente todo lo contrario! Pero quiero entrar en la manera en que, a veces, adquirimos esos compromisos y en la base para la “rigidez o flexibilidad” que les damos. ¡Ya sabeis aquello que tanto os recuerdo de “las hipotecas

¿En base a qué adquirí el compromiso? ¿cuáles eran los objetivos a los que respondía?

Obviamente, en mi caso, respondía a un doble objetivo: por un lado ayudaros a reflexionar sobre esas cosas que aún siendo importantes, “estando ahí delante” y “siendo de sentido común” el día a día nos hace que pasemos por alto. Por otro lado y, dado que necesito comer y disfrutar de ciertas mínimas comodidades, recordaros que estoy aquí y que, si sentís que puedo ayudaros en algo, estoy dispuesto para jugar con vosotros a “GANAR – GANAR”

Siguiente Pregunta: ¿Se ha visto alguien (empezando por mí mismo) perjudicado?

Respecto a vosotros, sinceramente, creo que no y, si hay alguien que si se ha sentido perjudicado, “traicionado” o cualquier otra cosa, desde aquí le hago llegar mis más sinceras disculpas. En cuanto a mí, dado que mi autoestima está bastante consolidada (hablaré de este tema de la auoestima en alguna ocasión) y que, como veremos más adelante, tomé la decisión conscientemente, no sólo no me ha perjudicado sino que me ha servido para reflexionar y escribir esta nota.

Y pasamos al siguiente grupo de preguntas, aunque… dado que algunos me habéis dicho que hago estas entradas “un poco largas” casi dejo esta continuación para la próxima semana en la que, además de terminar, sacaremos conclusiones y haremos un resumen.

Mientras tanto y, dado que las preguntas “están sobre la mesa” os invito a que las apliquéis a vuestro caso (si existe) y las vayáis contestando para la próxima semana.

Como siempre, termino quedando a vuestra disposición para cualquier cosa en la que creáis que os puedo servir de ayuda, aunque no puedo cerrar sin una “apostilla” final:

Recordad que como CEO´s, como Directivos, no estais obligados a “no equivocaros” pero si que sois responsables de analizar a fondo esos errores y aprender de ellos para el futuro.

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