Todos sabíamos que “venía la crisis” ningún Máximo Responsable de una empresa puede decir que no lo sabía. Es algo cíclico, es algo que se sucede cada cierto periodo más o menos variable de tiempo; lo que quizás no se intuía por todos era su grado de profundidad, sus implicaciones.
No entraré en las “causas inmediatas de la crisis” ni en las soluciones que se están aplicando a nivel desde global hasta local, temas extensamente tratados en muchísimos foros y por muchas personas, con seguridad, mucho mejor preparadas que yo en esos aspectos.
Dejadme, sin embargo, que vaya un poco más allá en mi análisis.
Llevamos ya mucho tiempo en la economía del crecimiento continuo, llevo muchos años colaborando, como Directivo y después como Consultor, en la preparación y puesta en práctica de Planes Estratégicos y Operativos. El principio básico a seguir parece ser siempre que “Empresa que no crece, comienza a morir”
En esta línea, los objetivos siempre crecen: más producción, más ventas, más penetración, más mercado…
De esta manera la oferta crece, aumentando además por el número de empresas que van surgiendo en tiempos de bonanza; el mercado ha de absorber esa demanda y las inversiones en Marketing y en “Técnicas de Venta” son cada vez mayores. Todos sabemos que ese movimiento no es más que el movimiento expansivo de una espiral que, como la del reloj, tiende a parar e invertir su movimiento pero, en ese movimiento de expansión, pocas veces “se tiene tiempo” de prepararse para el inevitable retroceso.
Llega el momento en que la espiral de crecimiento se intuye que puede parar y se empieza a escuchar la palabra “crisis” que, como una semilla, se va fijando en la mente del consumidor y va colaborando en el proceso. Comienza la “desaceleración”. La espiral del reloj económico, como el péndulo en su camino ascendente, va llegando a su punto e inflexión
Y así, por una u otra razón, la crisis, mucho más allá de la economía real, se va instalando en “la mente del mercado” y la demanda se contrae. La espiral se invierte y llega la Crisis real, una crisis que, en el caso actual, ha tenido una dimensión más allá de “lo esperado”
Tras los primeros intentos de mantener la situación mediante la inversión en Marketing, se hace patente la cruda realidad: el Mercado tiene miedo y, entonces, ¿de que sirve el Marketing? ¿de qué las Técnicas de Ventas cuando el Mercado, asustado, se niega en rotundo a comprar?
Llega entonces “la estrategia del ahorro” y se comienza con lo más superfluo, aunque más o menos pronto se llega al punto en que la reducción de la inversión repercute directamente en los ingresos.
La ecuación que rige toda empresa: “B=I-G” tiene pocas posibilidades de maniobra; sin saber como aumentar ”I” los esfuerzos se centran en la “G”. Las personas, “el activo más importante de toda Empresa” pasan a ser la carga más onerosa. Se escuchan con más fuerza las voces de “la necesidad de flexibilizar el mercado laboral”
“Eres”, despidos, cierres… Menos personas trabajando, más miedo…menos disposición al gasto en el mercado… La espiral sigue su proceso inverso.
¿Qué hacer entonces? ¿”atrincherarse” (los que puedan)?, ¿esperar a que la situación llegue a sus mínimos y se vuelva a comenzar a crecer?
Dejadme ahora que me centre en un aspecto que, aun siendo el más grave, el más importante, pasa algo más desapercibido en el proceso y, hasta ahora, sólo he tocado de pasada.
¿Qué sucede con las personas? (No los “recursos humanos” como nos hemos acostumbrado en llamarlas) con esos Seres Humanos con objetivos, expectativas, ilusiones, compromisos…
Más allá de la Pyme, bajo el paradigma actual mercantilista de crecimiento e integración de las grandes megaempresas…¿Cuántos CEO’s han pensado, en estos momentos, con seriedad, con responsabilidad, en las personas?, ¿Cuantos conocen las caras de “ese número” (decenas, cientos, miles, ¡hasta decenas de miles!) que, simplemente, va a borrar?
Incluso en la Pyme, ¿cómo se piensa en las personas? me atrevo a decir que, por formación, por cultura, por historia, se las ve mucho más como “un gasto” que como “una posibilidad”
Es cierto, “B=I-G” no nos deja muchas opciones, pero… si no se puede “aumentar I” y no se puede “reducir G” a lo mejor se trata de “Incrementar P” o “C” La “P” de Personas y de Productividad, La “C” de Creatividad y de Compromiso.
En las Universidades, en las Facultades y Escuelas, nos enseñan la técnica pero poco nos dicen de cómo trabajar con las personas, esas que, a la postre, serán las que habrán de llevar a la práctica nuestros diseños. Hasta en las Escuelas de Negocios, cuando el tema se trata, se hace más bien “de pasada” olvidando el sabio consejo de mi antiguo profesor, el Sr. Calderón (único que, en la Escuela, recibí al efecto): “Cuidado con el operario, él es el que os llevará al Cielo o al Infierno”
Y, sin embargo, ahí es donde está la clave, no sólo del presente sino del futuro. “La P” las personas, entender a las personas como seres racionales, como “socios” no el lastre que se arroja por la borda sino, como marinos, conseguir implicarlos para, desde dentro, hacer lo posible para salvar el barco que hace agua en medio del temporal.
Es cierto que es, en ocasiones, difícil, que hay muchos elementos en juego, pero sólo se trata de saber tratarlos, de aplicar compromiso, honestidad e implicación. Es verdad que, como he comentado de pasada, no es esto en lo que más énfasis se ha hecho en las enseñanzas recibidas, pero es lo único que puede hacer que cambien las cosas.
Esta crisis nos ha mostrado los resultados de centrarnos en “la B” y, sobre todo, en “la I”, olvidando lo demás y, lo más grave es que las soluciones tomadas no han hecho más que incidir en los mismos elementos economicistas, por lo que no puedo dejar de sentir que simplemente “se están poniendo parches” Se está atacando el síntoma, pero no la causa. Salvaremos la situación pero el problema volverá, no tardando mucho, con mayor intensidad.
Es el momento, para los Empresarios y los Directivos inteligentes, de darse cuenta de que ha llegado la hora de cambiar de paradigma, de profundizar en el compromiso con las personas, de avanzar en esos términos que, para muchos, no son más que una moda: Conciliación, Responsabilidad Social Corporativa…e ir mucho más allá, empezar a ser personas disfrutando, codo con codo con otras personas, avanzando, comprometidos, hacia un objetivo compartido.
La empresa Mercantilista, la del crecimiento permanente, La “gigaempresa” para la que los seres humanos no son nada más que números en un papel está empezando a sufrir la enfermedad que, antes o después, como los dinosaurios, terminará por extinguirla.
El futuro está en la Persona, en trabajar en serio en “El Aspecto Humano de los Recursos Humanos” en entender que todos queremos avanzar, alcanzar el éxito y disfrutar de cada una de nuestras horas, de darse cuenta de que la persona comprometida, que disfruta en su trabajo, es la más productiva.
Ha llegado la hora de dedicar menos recursos al marketing y más a la formación humanista, de pasar de los “horarios” al compromiso, del miedo a la precariedad a la ilusión, de darse cuenta que la principal responsabilidad del mando es asegurar el éxito de cada una de las personas de su equipo (al fin y al cabo… ¿Qué somos empresarios, directivos y mandos sin nuestros equipos?)
Es cierto que, en general no nos han preparado para ese enfoque, no es en ello en lo que hemos hecho nuestras principales inversiones en formación, pero si que es el momento de empezar o profundizar.
El futuro está en nuestras manos y son, los Empresarios, los Directivos que lo entiendan, los que saldrán fortalecidos de esta crisis, sobrevivirán a la que, inevitablemente, ya se está acercando, y serán los líderes del futuro.
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