martes

¡Ya es Navidad!

Y pasó todo un año y volvió a llegar la Navidad, con todo lo que ello representa.

Este año la Navidad puede parecer un poco menos alegre, con más incertidumbres… En muchos hogares hay mucha preocupación por el futuro. Muchas de las empresas que la celebraron el año pasado ya no existen y en estos momentos los CEO’s y altos directivos de otras muchas están sometidos a grandes dosis de estrés no sólo ante el reto de hacer frente a pagos de salarios, proveedores e impuestos sino, principalmente, ante el gran número de incertidumbres y amenazas que se presentan para el nuevo año.

La situación no es sencilla, es cierto, pero las crisis siempre han existido, son algo natural a nivel planetario, no es sólo un fenómeno económico. Las crisis son elementos fundamentales de crecimiento, de renovación. Las crisis sirven para “limpiar” todo aquello que había crecido de manera más o menos rápida, sin fuertes raíces, todo aquello que ya ha quedado obsoleto, todo aquello que, de alguna manera, “está enfermo”; pero las crisis también sirven para renacer, para generar un nuevo futuro más fuerte. A partir de “los supervivientes”, de “los más sanos”, el nuevo mundo, tras la crisis, es mucho más sólido, mucho mejor.

Hace pocos cientos de años, ante una “peste” en la que los cadáveres se amontonaban en las calles tras haberse llevado “La Parca” a los más débiles, costaba trabajo pensar en que los supervivientes eran los que mejores defensas tenían y, por tanto, los que darían paso a una nueva generación, mucho más sana y en mejores condiciones que la anterior para afrontar nuevos retos.

En la economía pasa algo similar: “La peste” se va llevando a los que menos defensas tienen, a los que no fueron cuidadosos en sus planteamientos estratégicos, a los que se descuidaron en sus inversiones, a los que sólo pensaron en el corto plazo, sin fortalecer sus raíces, en los que miraron demasiado “el bottom line” sin mirar en qué se sustentaba, pero también permitirá que “los supervivientes” estén preparados para crear y mantener un nuevo modelo económico mucho mejor, más sólido y preparado.

Lo malo de la crisis es que cuando se lleva por delante una empresa también se lleva por delante el bienestar y los sueños de muchas personas, de muchas familias

La crisis es ante todo, para los CEO’s y altos directivos, una amenaza y, por tanto, un reto. En la crisis y, sobre todo en una crisis estructural tan profunda como esta, los viejos paradigmas dejan de funcionar y es necesario ser un visionario muy creativo para tener unas mínimas garantías de éxito. Las viejas soluciónes, como la de “enquistarse” y reducir gastos, sirven para pequeñas crisis coyunturales pero en una situación como la actual, con un horizonte aún difuso, esas “soluciones de libro” sólo sirven para retrasar el inevitable final…

¿Dónde está la solución? ¿la vacuna?

Obviamente, si la tuviese, no estaría escribiendo tranquilamente estas páginas desde mi escritorio sino trabajando en alguna organización a nivel estatal. No tengo “la solución” pero sí “Una Visión”. Una Visión que vengo manteniendo hace mucho tiempo y que se enfoca en las personas. Hablamos de crisis, hablamos de bancos, hablamos de créditos, hablamos de consumo, hablamos de hipotecas, hablamos de contratos más flexibles, hablamos de rentabilidad pero… ¿nos damos cuenta que detrás de todo eso están las personas, las familias…? ¡Seres humanos con necesidades, con sueños, con esperanza! Seres humanos que, a menudo, sólo son números para muchos CEO’s y Directivos y que, sin embargo, les miran con una mezcla de miedo y esperanza. Seres humanos que pueden tener mucho que decir, no a nivel meramente reivindicativo, sino a nivel creativo.

He comentado muchas veces la gran incongruencia que supone el que, en muchas empresas, se inviertan sumas de dinero en estudios de mercado y, sin embargo, no se escuche eficientemente a las personas internas que están en permanente contacto con él. Ahora, en estas circunstancias¿Quién escucha a las personas? ¿Quién cuenta con ellas para tomar decisiones? ¿Quiénes se dan cuenta de que es posible que también tengan cosas que decir y que algunas de esas cosas pueden ser muy cuerdas y hasta salvadoras?

Y ahora, CEO y Directivo, amigo mío, me preguntarás… y eso... ¿cómo se hace? ¡No me entrenaron para eso! En toda mi formación me enseñaron finanzas, matemáticas, gestión de proyectos, marketing, técnicas de planificación y gestión, estrategia, conocimientos específicos de mi sector pero… ¿Cuándo me enseñaron “personología”? Me dijeron mil y una vez aquella manida frase de “Los recursos humanos son el activo más importante de las empresas” y me enseñaron a administrarlos, como un tornillo, como una fotocopiadora, como un elemento más de producción pero… ¿Cuándo me dijeron que tienen sentimientos? ¿que tienen capacidad de pensar, aunque sea dentro de sus esquemas, “menos preparados” que los míos? ¿Cuándo me enseñaron a contar con ellos? ¿Cuándo me enseñaron, siquiera, a tener una conversación a nivel humano, de colaboración?

Me dirás, sin duda, que es que todo eso es “de sentido común” pero probablemente te habrás dado cuenta de que no es tan sencillo, que a veces las conversaciones son complicadas, que, cuanto mayor es la situación de problema, más complicado es comunicar. Se suele dar la paradoja de que cuanto más importante es encontrar una solución más difícil es ponerse de acuerdo para encontrarla

Yo, lamentablemente, no tengo “La solución” pero sí sé que está en las personas y sé que ha de salir del trabajo eficiente en equipo, de verdad, dentro de la Organización.

Sé que los nuevos líderes del mercado futuro saldrán de aquellas empresas que sepan ser creativas y eficientes en esta situación y estoy convencido que esas empresas serán mucho más “humanas”

Yo, amigo CEO, amigo Directivo, puedo imaginar tus inquietudes, tu estrés, tu incertidumbre, pero no sé cuál es tu preparación para tratar eficientemente con las personas y sé que, si no estás perfectamente preparado para ello, tu futuro será aún más complicado.

Yo no tengo “La Solución” pero sí sé cómo se comunica eficientemente, trabajando todos con todos, codo con codo, para remar eficientemente en el barco “tocado”

En ese “codo con codo”, para sobrevivir no basta con mediocridades, para tener éxito y destacar es necesaria la excelencia, es necesario prepararse para poder rendir al máximo. Si quieres apostar por los nuevos paradigmas, por la comunicación eficaz, por apostar realmente por las personas, yo puedo ayudarte a conseguirlo.

Como siempre, estoy a tu entera disposición.

Que el espíritu de la Navidad te bendiga y te de sabiduría, calma y valor para salir airoso del reto.

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